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Esculturas


Historia

En el año de 1968, México se presentó ante el mundo como anfitrión de los Juegos Olímpicos con un amplio sentido creativo. En México '68 se retomó la esencia griega de las olimpiadas y se propuso un año de Olimpiada Cultural además de las dos semanas de juegos atléticos. Así, por primera vez, el intelecto y la fuerza compartieron un mismo sentido. México logró aportar así los conceptos que rigen las justas olímpicas hasta nuestros días.
 
Para la Olimpiada Cultural, se propusieron 20 eventos en distintas disciplinas como: danza, música, poesía, escultura y pintura infantil, ciencia, entre otras más. Prácticamente todos los países del mundo aportaron lo mejor de sus culturas.
 
Uno de los más destacados proyectos generados a raíz de las Olimpiadas Culturales México '68, es el corredor escultórico más grande del mundo con 17 kms. de longitud. En él se encuentran dispuestas 19 estaciones (esculturas) construidas en concreto, que fueron realizadas por artistas de los cinco continentes. Con alturas que van desde los siete hasta los 26 metros de altura, se hizo realidad el proyecto concebido por Mathias Goeritz, con el apoyo del Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez.
 
En el concepto original, las obras llenas de matices aparecían sembradas cada kilómetro y medio sobre dos distintos paisajes:  el primero en un valle de piedra volcánica y resultado de la emanación del Xitle dos mil años atrás. El Segundo sobre campos rurales de siembra y pequeñas lagunas, características naturales de Xochimilco.

De esta manera, el arte moderno salió a las calles y los espectadores disfrutaron de este invaluable contexto artístico donde cada espectador interpreta su sentir. El recorrido se apreciaba como un camino de geometrías y colores que comunicaban los distintos escenarios olímpicos.

La Ruta de la Amistad quedó en total abandono durante 25 años en los que afrontó un sinnúmero de agresiones, incluyendo severas afectaciones por el rápido crecimiento urbano.

Para salvar a la Ruta se decidió hacerlo obra por obra, teniendo como idea fundamental una restauración a fondo y sobre todo, asegurar la conservación a través de la autosuficiencia y participación de quienes cohabitan cerca de ellas, así como uso constante de las esculturas a través de diversos programas. A través del proyecto Adopte una Obra de Arte, se invita a instituciones privadas y públicas a participar donando los recursos para la restauración y conservación de las  piezas en un fideicomiso creado ex profeso para este proyecto.